Las placas tectónicas son
aquellas porciones de litósfera que se ubican debajo de la superficie o de la
corteza terrestre del planeta. Son de material rígido y se ubican sobre la
astenósfera, una porción del manto terrestre mucho más profundo y complejo. Las
placas tectónicas se encuentran encastradas unas contra otras y aunque son
rígidas, no están sostenidas más que por la unión de unas con otras, por lo
cual su movimiento es permanente y muy evidente o claro en algunas regiones del
planeta. En la mayoría de los casos, el movimiento o desplazamiento de las
placas tectónicas es milimétrico y no se siente en la vida cotidiana de las
sociedades. Cuando estos movimientos se hacen evidentes para el ser humano
debemos hablar de fenómenos tales como sismos, terremotos, tsunamis, etc.
Muchas veces su movimiento también puede poner en acción a volcanes.
Es importante saber también que
precisamente esas placas y los movimientos que realizan dan lugar a que se
creen diversos tipos de límites:
-Límites divergentes, que es
donde las placas se separan unas de otras. Pueden hallarse en enclaves tales
como el Gran Valle del Rift.
-Límites convergentes, que, por
su parte, son las zonas en las que las mencionadas placas se unen unas a otras.
Ejemplos se encuentran en la Fosa de las Marianas en el Océano Pacífico Norte.
-Límites transformantes, que son
aquellos espacios donde las placas, en relación de unas con otras, se mueven de
lado. En este caso, el mejor ejemplo es la Falla de San Andrés, conocida por el
hecho de que esos mencionados límites dieron lugar a que en el año 1906 se
produjera el conocido terremoto que afectó a la ciudad de San Francisco.
Entre las quince placas tectónicas
más grandes del mundo se encuentran la africana, la euroasiática, la de cocos,
la arábiga o la antártica.
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